Gestionar nuestra energía es clave para el bienestar y la sostenibilidad
En el vertiginoso mundo laboral de hoy en día, la gestión de nuestra energía se ha convertido en un factor clave para el liderazgo personal. Ya no es suficiente con gestionar el tiempo; debemos aprender a administrar y potenciar nuestra energía para ser más eficientes en el trabajo y en nuestro rol.
Podemos decir que nuestra energía está compuesta de tres elementos interconectados: la energía física, la intelectual y la emocional. La energía física se refiere a nuestra vitalidad y resistencia física. La intelectual se relaciona con nuestra capacidad de concentración, toma de decisiones y creatividad. Y la energía emocional abarca nuestras emociones, la resiliencia y la calidad de nuestras relaciones. A través de estos tres elementos procesamos las labores diarias que realizamos, por lo que tenerlas equilibradas según necesitemos es clave para una mejor gestión y desempeño como líder.
Según un estudio de McKinsey, el 95% de los líderes considera que la gestión de la energía es un factor crítico para el éxito laboral. Para gestionar nuestra energía de manera efectiva, es fundamental medirla. Una forma de hacerlo es utilizar una escala de 1 a 10 para evaluar nuestro nivel de energía física, intelectual y emocional a lo largo del día. Llevar un registro de esto nos permite identificar patrones y determinar cuándo somos más productivos en cada área, así como también definir estrategias que nos permita gestionarla mejor.
Otros estudios indican que el 55% de los líderes que se enfocaron en la gestión de su energía aumentaron su productividad y su satisfacción en el trabajo. Esto demuestra que reconocer y gestionar nuestra energía puede tener un impacto significativo en nuestro desempeño laboral y en todos los aspectos de nuestra vida.
La gestión de la energía no solo nos hace más eficientes en el trabajo, sino que además contribuye a que las tareas que hacemos en el día a día sean sostenibles. Cuando administramos nuestra energía de manera efectiva, somos más resistentes al agotamiento y al estrés laboral. Esto nos permite mantener un rendimiento ideal de manera consistente a lo largo del tiempo.
Un líder que sabe gestionar su energía es un líder capaz de motivar e inspirar a su equipo a hacerlo también, y a ir por más para trascender al cumplimiento de metas. También es un profesional que se destaca por su capacidad para tomar decisiones informadas y por su agilidad mental para adaptarse a los cambios.
En resumen, la gestión de la energía es una habilidad crítica para los líderes de hoy. Al comprender los componentes de nuestra energía y medirlos con una autoevaluación reflexiva, podemos identificar cuando estamos bajos de energía y podemos así tomar acción para recargarnos o bien regularnos a nosotros mismos según sea necesario. No se trata de trabajar más duro, sino de trabajar de manera más inteligente y sostenible. La gestión de la energía es la llave que nos permitirá mantener una carrera profesional sólida y un bienestar integral en nuestra vida. ¿Y tú? ¿Estás haciendo algo para gestionar tu energía?